En la actualidad
Es la persona que tiene que guiarte en todo este “nuevo mundo”, que desde el 2020 se nos ha abierto ante nosotros, y el cual muchos siguen creyendo que volveremos a estar como antes. ¡La vida cambió, acéptalo! No te vale un diseñador, un Community Manager, un Programador… los hay muy buenos pero no te sirven para estos tiempos que vivimos, en el que los usuarios cada vez tienen más poder para hundirte o alabarte, en tiempos en los que las nuevas tendencias dominan todo, en momentos en que la información sale hasta por los frigoríficos, en tiempos en los que los usuarios eligen a la carta lo que quieren consumir, ver, oír, disfrutar desde el sofá de su salón, desde la pantalla de sus coches, y entre todo esto, publicidad por todos lados, comunicación por todos lados; ¿cómo lo gestionas?.
Y ya, no hablamos de la Inteligencia Artificial, que hacen con el usuario lo que quieran, los móviles te escuchan, la publicidad que ves tú, no es la misma que veo yo y todo esto crees que el mejor diseñador, el mejor programador, el mejor community manager, el mejor fotógrafo, el becario de turno, un profesional sin experiencia, ¿puede ayudarte? no jodas… pues por favor, envíame toda esta gente a mí para poder engrandecer aún más mi equipo de trabajo.
Todavía no estás en este mundo actual, estás muy atrás y lo peor, es que probablemente nunca llegas a estar en este “mundo”.
Por todo esto y mucho más, los consultores de marketing empresariales, son las figuras más importantes hoy en día en las empresas, porque los buenos, somos capaces de marcar las directrices, las estrategias, las acciones y dirigir los equipos para hacer que las empresas ganen más, maximicen sus rendimientos… y los mejores pueden hacerte ganar mucho dinero, pero los peores te harán perder tu empresa.
Un empresario, ante todo
No olvides la cualidad principal y más importante de un consultor de marketing: debe ser empresario, si un consultor de marketing no es empresario, JAMÁS PODRÁ SER UN CONSULTOR DE MARKETING EMPRESARIAL, porque no entiende cómo funciona la empresa, no entiende cómo siente, y piensa una mente emprendedora (es diferente a todas), no pasa por los sentimientos que pasan los empresarios: frustración, dolor, alegría, tristeza, rabia, impotencia, pero sobre todo, una altísima dosis de resiliencia. Además de de ser empresario, debe tener amplios conocimientos de administración y organización empresarial, finanzas, laboral, fiscal, comercial, producción, y un amplio catálogo de funciones.
¿Crees qué un consultor, que tiene garantizado su sueldo, que no es empresario, le va a importar si tu empresa camina o no? (risas) ¡Mira para arriba un unicornio! YO TE JURO POR MI VIDA QUE NO, porque lo he vivido en todas las ocasiones que he conocido estas personas, que se autoproclaman, consultores de marketing, antaño publicistas, ¡qué tendrá que ver!
Un CME no es…
Un consultor de marketing empresarial (CME), no es un diseñador, pero sabe de diseño, no es un community manager pero sabe mucho de redes sociales, no es un programador, pero entiende de programar, un buen CME tiene detrás un equipo mejor preparado que él en todas las áreas que le aportan poder para crear las mejores estrategias, las mejores organizaciones para optimizar el negocio.
Un consultor de marketing empresarial, vive tu empresa como si fuera suya, porque el único objetivo es maximizarla, gracias a su grandísima preparación empresarial, con las herramientas que el marketing hoy en día le ofrece, la capacidad de información de estar siempre a las últimas tendencias, del mercado, de los usuarios, de la empresa, usa todo el contexto para el único objetivo optimizar tu empresa.
Un CME tiene éxito
Y… ¿lo consiguen? Rotundamente sí, en el 100% de los caso que los empresarios «inteligentes», siguen sus pautas, los que no, siempre acaban fracasando con sus empresas.
Seguro, que cuentas con un asesor fiscal, un asesor laboral, un contable, algún buen abogado, ¿y un CME? Estás perdiendo el tiempo en no contar con un Consultor de Marketing Empresarial; ya no es cuestión de si lo necesitas o no, la cuestión es cuánto tiempo vas a tardar en confiar en uno.